En este documental, Eduardo Punset conversa con Álvaro Pascual-Leone, neurólogo del Harvard Medical School, sobre el funcionamiento de la estimulación magnética transcraneal.
Álvaro Pascual Leone, catedrático de la Universidad de Harvard, en Boston, ha destacado que la EMT, una técnica de estimulación cerebral no invasiva, "emplea la inducción de electricidad para cambiar y modular la forma de funcionar de áreas o redes neuronales del cerebro".
Con ella se puede aumentar las áreas que tienen baja actividad, como ocurre en algunas de los niños autistas, que presentan dificultades en el desarrollo del lenguaje o en los niños con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y con dificultad para el aprendizaje; pero también se puede emplear para reducir la actividad en aquellas células y neuronas cuando están sobreactivadas, como ocurre en los focos de epilepsia. En su opinión, el reto desde el punto de vista clínico "no es activar la capacidad de cambio del cerebro, sino guiarlo para que los cambios que se produzcan sean en beneficio del paciente. A diferencia de lo que ocurre con los fármacos, el EMT es un tratamiento muy dirigido, ya que la técnica se guía a través de un neuronavegador de alta precisión".
Pascual Leone ha asegurado que la EMT, que no requiere hospitalización, es aplicable siempre que "seamos capaces de detectar e identificar los circuitos cerebrales alterados. Dependiendo de la patología, son necesarias entre 10 y 20 sesiones de EMT, de 20-30 minutos de duración cada una".
En ocasiones, también se realizan sesiones de mantenimiento.
Además, ha señado que la técnica es segura "siempre y cuando se realice correctamente y se confirmen el punto y los patrones de estimulación".
Álvaro Pascual Leone, catedrático de la Universidad de Harvard, en Boston, ha destacado que la EMT, una técnica de estimulación cerebral no invasiva, "emplea la inducción de electricidad para cambiar y modular la forma de funcionar de áreas o redes neuronales del cerebro".
Con ella se puede aumentar las áreas que tienen baja actividad, como ocurre en algunas de los niños autistas, que presentan dificultades en el desarrollo del lenguaje o en los niños con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y con dificultad para el aprendizaje; pero también se puede emplear para reducir la actividad en aquellas células y neuronas cuando están sobreactivadas, como ocurre en los focos de epilepsia. En su opinión, el reto desde el punto de vista clínico "no es activar la capacidad de cambio del cerebro, sino guiarlo para que los cambios que se produzcan sean en beneficio del paciente. A diferencia de lo que ocurre con los fármacos, el EMT es un tratamiento muy dirigido, ya que la técnica se guía a través de un neuronavegador de alta precisión".
Pascual Leone ha asegurado que la EMT, que no requiere hospitalización, es aplicable siempre que "seamos capaces de detectar e identificar los circuitos cerebrales alterados. Dependiendo de la patología, son necesarias entre 10 y 20 sesiones de EMT, de 20-30 minutos de duración cada una".
En ocasiones, también se realizan sesiones de mantenimiento.
Además, ha señado que la técnica es segura "siempre y cuando se realice correctamente y se confirmen el punto y los patrones de estimulación".
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