Nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad y donde las gentes condenados a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra. Gabriel García Márquez

sábado, 15 de mayo de 2010

EL DERECHO A SOÑAR

El derecho a soñar... El derecho a imaginar cómo queremos que sea el mundo.
El derecho a soñar, un derecho olvidado en la declaración de derechos humanos de Naciones Unidas.
Como dice Galeano: vamos a delirar, deliremos pues, por un ratito.
Y soñemos que aun es posible reforestar los desiertos del alma, soñemos que los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas, soñemos que los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle.
Soñemos, deliremos por la dignidad de todos y todas y sobre todo porque el futuro sea un sueño donde todas y todos podamos VIVIR.






Siempre habrá quien diga que todo esto es una utopía.
Galeano escribía:
"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar".
¿Por qué no dejamos que los sueños se hagan realidad?

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